La tecnología digital rompe las barreras del espacio y del tiempo; une a las personas y culturas; abre ventanas para visualizar experiencias remotas, nobles y que puedan ser replicadas; concede autonomía; amplia los espacios de comunicación e inserción en el mundo y en el mercado de trabajo, y permite el acceso a productos, servicios y contenidos globales. Estar incluido de manera sociodigital es tener la oportunidad de acceder a dispositivos de comunicación digital y disfrutar de los plenos poderes permitidos por ellos, sobre todo, con respecto al acceso a Internet.
Entendemos que no poder acceder a Internet y a las plataformas que permiten la comunicación digital también significa dejar de ejercer las plenas capacidades básicas, principalmente si consideramos que la economía global cada vez más se apoya en el ambiente digital, que también se ha demostrado como un importante espacio de discusión política y social y de acceso al conocimiento, es decir, de ejercicio pleno de la ciudadanía.
Por eso, defendemos que la inclusión digital debe ser considerada como un elemento a ser añadido en la definición de pobreza del economista indiano Amartya Sen. Sen desprendió el concepto de pobreza del concepto de renta a través de diversos estudios en todo el mundo. Defendió que el concepto de pobreza es multidimensional, que va más allá de aquél establecido por el Banco Mundial, que comprende que ser pobre es vivir con menos de US$ 2 por día. Para él, la pobreza es la privación que un individuo sufre para ejercer sus plenas capacidades básicas y ciudadanas, como salud, educación y vivienda.